Qué es la certificación forestal?
La certificación forestal se compone de dos procesos vinculados entre sí: la certificación de la gestión forestal sostenible y la certificación de la cadena de custodia. Ambos procesos garantizan la gestión sostenible de los bosques y hacen un seguimiento de los productos forestales creados en este tipo de bosques.
Una gestión forestal sostenible supone ventajas ambientales como la disminución del riesgo de incendios y plagas, contribuye a la mitigación del cambio climático o la mejora en la conservación de la biodiversidad. Además, proporciona una mejora en la productividad, lo que supone mayores beneficios económicos para los propietarios de los bosques certificados.
La certificación forestal es un proceso voluntario por el que una tercera parte independiente certifica, mediante un procedimiento de auditoría, que la gestión de cierta superficie forestal se ajusta a un conjunto de criterios y normas previamente establecidos.
La certificación forestal es la mejor forma de garantizar que un producto forestal (madera, corcho, papel . . . )proviene de un bosque gestionado de modo sostenible, respetando procesos ecológicos naturales y evitando la degradación de los recursos.
Existen dos sistemas principales de certificación:
> FSC – Forest Stewardship Council (Consejo de Administración Forestal)
> PEFC – Programme for the Endorsement of Forest Certification Schemes (Programa de Reconocimiento de Sistemas de Certificación Forestal)
PEFC fija objetivos vinculados a la conservación del ambiente, mejora de la productividad y promoción del desarrollo socioeconómico en el entorno rural, mientras que la FSC promueve la gestión forestal ambientalmente responsable, socialmente beneficiosa y económicamente viable en los bosques de todo el mundo.
Por qué certificar tu bosque?
- Es la única garantía de que el monte está gestionado siguiendo prácticas adaptadas social, económica y medioambientalmente a las condiciones locales.
- Promueve la conservación y mejora de las masas forestales.
- Supone un aumento de los posibles mercados receptores de madera.
- Facilita el acceso a ayudas y subvenciones que valoren la gestión activa del monte.